Dos mujeres valientes escalaron este jueves, la Estela de Luz, ubicada en la Ciudad de México, para colocar una manta en protesta por la violencia contra las mujeres y los desaparecidos en México.
¿Que Nos duele a las mujeres?, cada vez más se vuelve más recurrente y hasta se siente que el gobierno normaliza la violencia contra las mujeres.
Sobre la protesta, Viviana Mendoza, una mujer valiente, vocera de la colectiva, dijo: que en un día como hoy 15 de Septiembre, se reunieron a “gritar despegadamente” por un alto a la violencia en el país ; así como para pedirle a al Congreso de la Unión y al Poder Judicial “no ser cómplices de los ríos de sangre de las víctimas”, al aprobar la extensión de la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles.
Esta comprobado que las Fuerzas Armadas no garantiza la seguridad y mucho menos la de las mujeres.
Actualmete matan 11 mujeres al día, no lo podemos dejar pasar, esa cifra que nos duele a todas las mujeres.
Los femicidios son crímenes por convicción, igual que lo es el terrorismo.
El asesino tiene la convicción de que es necesario matar. Es difícil de aceptar, pero quizás más de comprender y sobre todo de interiorizar para muchas personas, que la violencia hacia las mujeres tenga relación con el género, es decir, que maten a mujeres por el hecho de serlo. Por ello se ha denominado violencia de género a este tipo de violencia, entendiendo el género, según las ciencias sociales, como la construcción mental que asigna funciones y roles personales e interpersonales diferenciados en función del sexo.
Distintas organizaciones sociales han manifestado su inconformidad ante la posible integración de la GN a la Sedena. No solamente por ser una reforma anticonstitucional, también por el uso de fuerza y violación de derechos humanos a manos de las fuerzas armadas. Según Amnistía Internacional, movimiento global en pro de los derechos humanos, «las Fuerzas Armadas tienen más probabilidad de abusar de los detenidos que la policía federal, estatal o municipal». Datos de la organización señalan que cerca del 88 por ciento de las personas detenidas por la Armada, y el 86% de las detenidas por el Ejército se han quejado de tortura y otros abusos.
Ya para resumir por toda esa violencia que recae sobre los cuerpos de mujeres, niñas y personas de comunidades que han sido históricamente marginadas y que, además, ha quedado comprobada en investigaciones, testimonios e incluso cifras, la política de seguridad no puede apostarle a la militarización, a los grupos armados, sino que tendría estar hecha considerando la garantía de estos sectores a una vida libre y en paz, y queda claro que la militarización no es la solución.